domingo, 19 de octubre de 2014

¿Soy la persona que debe adecuarse al modo de enseñanza imperante en las instituciones?

En diversas situaciones se da la oportunidad de hablar sobre la tarea de enseñar y más aún de los problemas actuales en la tarea y son pocas las veces que se llega a una solución adecuada. El tema es complejo y seguramente a través de los años ésta fue cambiando radicalmente.

Indudablemente se torna urgente un cambio en la tarea, y ese paso por supuesto debe ser dado desde los docentes. puesto que los niños de hoy tienen otros intereses e inquietudes, otra manera de pensar, otra dinámica y es desde allí donde hay que atraparlos, desde sus gustos e intereses para que ese proceso de enseñanza-aprendizaje sea realmenete eficiente. Para ello es necesario tambien un cambio en las instituciones, donde estas se adapten a los niños, a las situaciones de la actualidad sin perder su función obviamente, pero tener en cuenta la opinion de los alumnos y sus expectativas sobre la escuela.

Si bien no es algo facil, se hace necesario un cambio en la educación, con una participación de los diferentes sectores de la sociedad. Algo difícil pero necesario para poder seguir educando.

El sistema educativo, la sociedad, los padres y los educandos demandan por un maestro preparado, que sirva como factor de cambio, un profesional que facilite y guíe a los estudiantes por el camino del saber.

Al concebir el aula como el lugar donde se investiga, experimenta, modela y se toman decisiones para la solución de problemas y se reflexona sobre lo que es necesario y pertinente aprender, el maestro debe autorreconocerse como un estudiante de por vida, con el propósito de adquirir heramientas teóricas, prácticas didácticas y tecnológicas modernas que le ayuden a fortalecer su labor.

Conociendo los beneficios de la tecnología e implementándolo con los alumnos, quizá se pueda revertir el fenómeno del "desinterés por aprender"

Me parece que ser docente hoy es un desafío como lo fue siempre, pero lo que si veo es que el contexto ha cambiado, pues se dan cambios vertiginosos.

Y es estos cambios acelerados los que nos pone en contantemente en “jake”, ya que la actividad que hoy creemos es la mejor e infalible, se torna obsoleta en el mismo día. Por ello creo que una de las claves para ser docente es la constancia, el continuar a pesar de y sobre todo soñar, y no dejar de hacerlo porque el día que dejamos de hacerlo es que la realidad nos ha convencido de que nada es posible y que todo está perdido, y de ese modo habremos perdido la esencia como ser humano, de mejorar nuestro entorno.


En el intento de dar cuenta de la complejidad de la función docente, se coincide en enumerar una serie de rasgos que la caracterizan: multiplicidad de tareas; variedad de contextos en que estas tareas se desarrollan; complejidad del acto pedagógico; inmediatez; indeterminación de las situaciones que se suscitan en el curso del trabajo docente; implicación personal y posicionamiento ético que supone la tarea.

Pese a la coincidencia general en identificar estos rasgos, tanto las políticas de formación como el debate pedagógico, soslayan la misma complejidad que proclama. y sus respuestas al problema oscilan entre el tecnicismo y la improvisación.

Los estudios sobre el docente dan cuenta del interés acerca de los conocimientos que pone en juego un enseñante en su práctica cotidiana y se plantean ciertos interrogantes: ¿cuál es el tipo de conocimiento que permite a un docente formarse una cierta visión de la situación, que siempre será singular; actualizar las alternativas de de las que dispone en el arsenal del conocimiento pedagógico-didáctico; generar las adecuaciones del caso, incluso producir alternativas nuevas, para intervenir con razonable expectativa de pertinencia? ¿Qué tipo de saberes permiten todo esto? ¿Están disponibles esos saberes? ¿Qué intervenciones formativas facilitan la construcción de estos saberes?

La tradición normalista produjo su propia respuesta. El principal mecanismo previsto para la creación de la docencia como profesión fue la formación de ciertos conocimientos y valores específicos durante un período de tiempo en instituciones especializadas. Esto suponía la adquisición de habilidades normalizadas que se ejercían en el seno de una institución burocrática y jerarquizada. Por otra parte estos conocimientos se consideraban válidos a lo largo de todo el período de ejercicio de su profesión.


Los profesores, cualquiera sea el nivel o modalidad de la enseñanza en la cual desarrollen su tarea, deben poder comprender e intervenir como ciudadanos productivos en el mundo en que viven. La cultura endogámica de las escuelas y las instituciones de formación no favorecieron la interacción con otros ámbitos, ni la posibilidad de plantearse preguntas o ensayar respuestas del más allá espacial y temporal de las escuelas.

Esto implica que un desafío para la formación de los docentes es ampliar el horizonte cultural, prever tiempos y espacios diversos destinados a recuperar y a resignificar formas abiertas de ver el mundo. Conocer más de cerca, por ejemplo, los procesos productivos ligados a su tarea académica, como así también ampliar su rol profesional como respuesta a la utilización de las tecnologías de la información y comunicación en el aula y en el ámbito del alumnado.

Es tarea de nosotros los docentes replantearnos continuamente nuestra función en la sociedad, la importancia y responsabilidad que tenemos hoy. En contra de lo que pensamos, con las nuevas formas de divulgación en educación y con todas las posibilidades que poseen los estudiantes de adquirir conocimientos, hoy más que nunca somos indispensables en el proceso de enseñanza, dada la pérdida del interés en aprender, la pérdida de valores, la pereza intelectual y el logro facilista de las metas, nos obligan a que replanteemos seriamente nuestro modelo educativo, que hoy, me atrevo a afirmar, sigue siendo repetitivo y memorístico, muchas veces aburrido y poco interesante para el estudiante.

Hoy y siempre como decía Paulo Freire "la educación es un acto de amor". También decía:" es necesario que las mayorías tengan derecho a la esperanza para que operando el presente, tengan futuro."
 

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